09 junio 2010

La amiga que vino del frío. (Allende).


La amiga Allende ha querido compartir con nosotros estas letras y este canto a la amistad.

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Anoche la niña Luna vino de nuevo a verme, llegó silenciosa, y de puntillas se asentó en el alféizar de la ventana a esperar mi llegada.
Su presencia ilumina la estancia y a mi con ella, mi sonrisa se viste de domingo y ella me corresponde con un picaruelo guiño. Sus continuas visitas me llevan a fantasear con la idea de ser una elegida con que quiere compartir risas y confidencias.
Anoche la niña Luna me habló de las carencias que pueblan las almas de soledades, de pócimas y ungüentos mágicos, y, en un susurro, díjome: No hay mejor bálsamo para combatirlas que los afectos que liberamos cuando somos capaces de ofrecer grandes dosis de cariño aderezadas con las esencias propias de los valores de la amistad.
Háblame de ellas, le pedí. Cuéntame.
Sube al desván, respondió, y prepárate para abrir baúles y desempolvar los retazos que la memoria ha ido enterrando en las profundidades del olvido. Allí encontrarás, y ellos hablarán por mi. Ahora debo volver a seguir iluminando la noche y volviendo a guiñar un ojo se elevó a cumplir su tarea.
Dispuesta a enfrentarme con la suma de lo que soy subí al desván y a medida que destapaba, los aromas del pasado fueron llegando. Me tomé tiempo para rescatar todos y cada uno de los recuerdos perdidos en el tiempo, sepulté aquellos que jamás deben resucitar de nuevo y recuperé los que por error le hacían compaña.
Punzaditas de dolor acompañaron las oportunidades que no di, los afectos que negué, la amistad que por cautela guardé. Ahora sé un poco más de soledades y que éstas se alimentan de lo que no damos, así como donde va a parar lo que guardamos.
La niña Luna me llevó de la mano al lugar donde sabía que a poco que buscara encontraría. Sírvame la metáfora y a quien quiera compartirla, para reforzar valores que a fuerza de estar dejamos de ver. En el fondo del baúl bajo la protección de un pliegue de seda encontré una buena definición sobre la amistad; con todos vosotros quiero compartirla.
Concluyo la historia de la niña Luna y con su permiso me permito dedicárselo: a los que siempre han estado, a todos aquellos que fueron llegando y especialmente a la amiga que llegó del frío en un duro invierno vestido de blanco, que al tiempo que los suaves copos de nieve se iban aposentando lentamente sobre la cima de las montañas ella lo hizo en mi vida quedándose a mi lado.

CANTO A LA AMISTAD.

La amistad es una cajita de cristal.
Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor.
Un cristal fino donde te reflejas.
Material en el que están hechos tus sueños.
Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca.
Un amigo es más que una persona.
Algo que no es físico, algo que siempre llevas.
Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo.
Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes.
Eso que más allá del mundo encuentras.
Eso que te abraza cuando piensas que puedes más.
Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele, simplemente lo sientes; y aunque se encuentre sentado a tu lado tú nunca lo ves como la materia física que es.
Su esencia se oculta entre los pliegues de terciopelo de tu cajita de cristal.
A veces lo miras a los ojos.
A veces sientes su presencia.
Sin embargo, el amigo no es la persona que ves, es la persona que sientes.
Es aquello por lo que darías todo.
Menos tu cajita de cristal.


Allende.

3 comentarios:

osane dijo...

Un precioso relato. Yo tengo una caja llena de recuerdos, algunos demasiado hermosos que me producen nostalgia y no se hasta que punto es bueno guardar memoria de lo que jamás podrá volver.
Un beso grandea los dos.

Mar dijo...

Que canto a la amistad más bonito y más sincero.

Para mi un amigo es aquel que aunque no esté a tu lado físicamente por cualquier razón, sabes que en cuanto lo llames te responderá. Siempre. Bajo cualquier circunstancia.

Seguiré curioseando por tu blog. Me gusta la foto del faro de Cabo de Gata (muy frecuentado por mi)

Saludos.

Aixa. dijo...

Un remanso de luna
llegó hasta tu ventana
llevando en su cara
la sonrisa tatuada...

Dejó caer entre la nieve
sus trenzas doradas
para que pudiese trepar
hacia arriba, hacia la nada...

Así te perderás
entre versos y poemas,
y atesorarás sentimientos
entre cristal de bohemia...

Aixa.